miércoles, 15 de julio de 2015

Sencila historia que hace a Cuba tan grande


Esta conmovedora historia la publicó en Facebook Juan Carlos Roque Alonso, periodista de la emisora Radio Grito de Baire en Contramaestre, con el título “Los ángeles de la medicina tienen nombre de mujer”. Un amigo holguinero me la propone y no dudo en compartirla. Sigan hasta el final, lo harán también.
Mi pequeña Aitana vino al mundo en el 2010, había nacido con suerte, con mucha suerte diría yo, por haber llegado después de un primero de enero. Desde los primeros días nos percatamos que sus ojitos no estaban del todo bien. A los tres meses fue diagnosticada de Estrabismo y comenzó a ser atendida por especialistas en Oftalmología Pediátrica en la ciudad de Bayamo. Muchas consultas pasaron hasta la noticia final… “es de operación”.
Primero fue la doctora Yuliet Barrero Verdecia, quien por más de un año estuvo atendiendo a Aitana en la consulta del Pediátrico de Bayamo, fue ella quien le receta sus primeros espejuelos, la obligada oclusión dos veces al día y las malacrianzas que le soportaba, propias de sus primeros encuentros con las lucecitas blancas que tanto le molestaron, además de las góticas en los ojos para dilatarle las pupilas con la esperanza de no tener que someterla al salón de operaciones.
De tanto ir y venir ya Aitana se había aprendido el camino al Pediátrico, y era amiga de los choferes de guaguas, que en la Terminal de Baire siempre nos ayudaron en las mañanas en que debía llevarla a su consulta, y hacían del viaje una fiesta con sus canciones, anécdotas y el cuidado de no faltarle los nailitos para sus mareos habituales. Para ellos también nuestro agradecimiento.
Dos nuevas especialistas en oftalmología se hacían cargo de la visión de mi Aitana. Mara Remón y Norkis Cabrales. Más viajes, más consultas, más góticas en los ojos y muchas más pruebas para determinar su agudeza visual. Hasta el día de la noticia final… “Hay que operarla de los dos ojitos”. Análisis complementarios, consulta de anestesia y fecha de operación con todas las exigencias y recomendaciones para una niña de cinco años.
Como nos habían indicado a las siete en punto estábamos en el cuerpo de guardia del Hospital Carlos Manuel de Céspedes, y con una precisión de relojería, en los siguientes treinta minutos ya Aitana junto a otros cuatro niños y niñas estaba lista, justo en la puerta de entrada del salón de operaciones.
La espera se hace interminable, los minutos se detienen y la impaciencia abre un surco en el pasillo de mármol. No hay noticias, tampoco un agujero en los cristales por donde mitigar la angustia. Tres horas después, la expresión esperada… “¡familiares de Lizt Aitana!” Ya había pasado la reacción de la anestesia, ella con los ojitos vendados y los míos llenos de lagrimas, tras el beso, sus primeras palabras… “¡Papá no lloré!”.
Siete en punto de la mañana del siguiente día, retiran las vendas de los ojos y aplican la primera cura, todo ha salido como habían planificado. En la pared del cubículo un dibujo. “Doctora ese es Elpidio Valdés y la bandera cubana”. Aitana está de alta. Nos despedimos de Yuliet, de Mara y de Norkis y las vimos partir por el pasillo del hospital como ángeles terrenales a los cuales les estaremos eternamente agradecidos por su humana labor, por su probada profesionalidad, por su amor al prójimo.
Gracias Cuba. Gracias al sistema de salud en la provincia de Granma, que a pesar de las adversidades sacan ese extra que los hace ser diferentes. El agradecimiento sin límites a las doctoras Yuliet Barrero Verdecia, Mara Dayami Remón y a Norkis Cabrales Muñoz, aquella doctora a la que mi hija llamó tantas veces dentro del salón, y hoy al preguntarle quien la operó, contesta orgullosa: “Mi tía Norkis”.
Aroldo García, el amigo que me la sugirió, le hizo el siguiente comentario a Juan Carlos: “Mira a ver si en la historia clínica, o en los datos que te pidieron en el Hospital dice si eres militante del Pcc, adventista o católico. Fíjate bien si en algún lugar subrayan su color de piel.Revisa todos los papeles para ver si me dices cuánto costó el tratamiento, y cuánto va a costar el seguimiento?…Cuént­ame si el Presidente del Poder popular en Baire fue a verte para que le dieras el voto. nada compay, que te toca, porque eres de esta Cuba, que critican y añoran…sabes qué es la envidia Roque?? pues la admiración con rabia…y estoy convencido que unos cuantos ahora tendrán envidia mi hermano. Ese es un ejemplo, donde hay miles, en cualquier familia cubana, con los que viven aquí, o con quienes viven fuera, pero no dejan de ser pobres, y cuando pueden venir enseguida acuden a un centro asistencial, porque son buenos, y porque son gratis, y buscan, procuran, y son atendidos. Enhorabuena Roque”.

Y es verdad que nos toca solo por haber nacido en esta tierra. Ojalá sepamos mantenerla tan justa y a la vez tan complicada, pero amada.

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