miércoles, 10 de febrero de 2016

Israel pedirá a la Argentina que deje de reconocer a Palestina

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ANUNCIÓ QUE LES HARÁ LLEGAR ESE PLANTEO A MACRI Y A LA CANCILLER MALCORRA.
La embajadora israelí Dorit Shavit  dijo  que su Gobierno tiene la expectativa de recuperar la cercanía con la Argentina, a su juicio perdida en parte durante la gestión kirchnerista.
 El giro de la política exterior argentina desde que Mauricio Macri es presidente es, cuando menos, tan marcado como el de la doméstica. En ese sentido, el relanzamiento del vínculo con el Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, anunciado tras un encuentro entre ambos en Davos, es un capítulo destacado. Una ofensiva diplomática para que la Argentina revierta el reconocimiento de la independencia palestina y una visita al país del propio premier conservador serán las próximas tareas de la embajadora Dorit Shavit, que fue entrevistada recientemente por el periodista Marcelo Falak, del diario Ambito Financiero. Esto es lo que dijo la diplomática sionista:
Mauricio Macri y Benjamín Netanyahu se acaban de reunir en Davos, donde anunciaron un relanzamiento de la relación. ¿Cómo se dará ese proceso?
Dorit Shavit: Fue un encuentro muy importante para ambos líderes y para ambos países, y la idea es estrechar la cooperación en un abanico amplio de temas. Teníamos con la Argentina un acuerdo para que se realizaran consultas políticas entre los ministerios de relaciones internacionales de ambos países, un año acá y al siguiente en Jerusalén. Pero como en los últimos años no tuvieron lugar, la intención es renovarlo. También vamos a hablar sobre inversiones y sobre cómo incrementar el comercio. Después del encuentro de los líderes, comienza el trabajo, tanto de esta embajada como de la Argentina en Israel.
P.: Había entre el anterior Gobierno e Israel temas ásperos, como el Memorando de Entendimiento con Irán sobre el atentado a la AMIA, dejado sin efecto por las actuales autoridades. Otro fue la decisión nacional, en consonancia con otros países de la región, de reconocer la independencia palestina y las fronteras previas a la guerra de 1967 como base para un arreglo futuro. ¿Israel desea que la Argentina revea esa posición?
D.S.: Es difícil decirlo, pero por supuesto que vamos a intentar conversar con la Argentina sobre esa situación. El conflicto que tenemos con los palestinos no es sólo uno de territorios o de dónde se demarca la frontera. Implica otros asuntos importantes, se trata de un conflicto complejo. En primer lugar, la seguridad, que para el Estado de Israel es lo más importante. Hay que tomar en cuenta que alrededor de Israel hay al menos cinco organizaciones terroristas, países que casi ya no existen como Siria, y territorios como la Franja de Gaza y el Sinaí, que es tierra de nadie.
P.: Concretamente, ¿Israel desea que la Argentina reconsidere su reconocimiento de la independencia palestina? ¿Ya se habló de esto?
D.S.: Ojalá. Todavía no, porque estoy segura de que tanto el Presidente como la canciller [Susana Malcorra] tienen mucho trabajo. Pero seguramente voy a encontrarme con ambos para discutir eso también. Las negociaciones deben realizarse entre países, o entre partes porque Palestina no es un Estado todavía. No será fácil, nadie tiene esa ilusión. Los palestinos quieren algo que Israel tiene y no los va a ayudar hablar con la ONU, con otras organizaciones internacionales o con países de América Latina. Tienen que sentarse con Israel para resolver este conflicto.
P.: ¿Qué posibilidad concreta hay de una visita de Macri a Israel o de Netanyahu a la Argentina?
D.S.: Ambos se invitaron. Macri ya estuvo en Israel hace dos años, en un encuentro de alcaldes, ocasión en la que firmó una declaración contra el terrorismo. El primer ministro israelí mostró interés en venir a la Argentina y espero que lo haga, tal vez durante mi mandato.
P.: ¿Entonces sería antes de julio, cuando usted termina?
D.S.: No lo sé, es muy difícil pero estamos trabajando en eso.
P.: ¿Existen perspectivas para un reinicio del diálogo de paz con los palestinos?
D.S.: Hay que prestar atención a dos cosas. Primero, al terrorismo en las calles de Israel, con personas que se levantan a la mañana y salen a la calle para matar a cualquiera, por el solo hecho de ser judío, con un cuchillo de cocina. Es muy difícil luchar contra esos “lobos solitarios”. Paralelamente, existe una incitación de los palestinos, y basta encender la radio o la televisión o ver el sitio de internet de la embajada [dibuja comillas en el aire] palestina acá para oírlo. Esta atmósfera no permite ahora renovar el diálogo. Pero hay voluntad de sentarse y resolver un conflicto que ya duró demasiado tiempo.
P.: ¿Y por qué, en este contexto, Israel persiste en ampliar los asentamientos en Cisjordania, algo irritante para la comunidad internacional, cuestionado por la ONU y hasta por EE.UU.?
D.S.: Estoy de acuerdo en que es un poco complicado de explicar, pero lo voy a intentar. En lo jurídico, ese territorio actualmente no pertenece a ningún pueblo, porque en 1949, luego de la Guerra de Independencia, Israel firmó un acuerdo con Jordania, que luego decidió anexarse ese territorio y formar una confederación. En 1967 Jordania perdió ese territorio e Israel nunca lo anexó, por lo que no pertenece a nadie. Los palestinos nunca dominaron esa área ni disfrutaron de independencia…
P.: Bueno, digamos que no han podido, ¿no?
D.S.: No sé, porque hasta los años 20 no existía el pueblo palestino. Como ese territorio no le pertenece a nadie, es derecho tanto de los israelíes como de los palestinos construir allí sus casas, sus clínicas o sus escuelas. Si alguien quiere que Israel pare, también tiene que exigirles los palestinos que dejen de construir casas. Esto es lo jurídico. En lo práctico, Israel ya firmó acuerdos con Egipto, con Jordania, y salió del Líbano y de la Franja de Gaza y siempre desmanteló cada uno de los asentamientos. Ésta es la situación: las personas que viven en los territorios [ndr: ocupados] tienen sus familias, necesidad de hospitales, de escuelas. Pero en el momento en que lleguemos a un acuerdo con los palestinos puedo garantizar que Israel va a cumplir con cada letra del mismo.
P.: Pero son cientos de miles de personas que viven allí, no es lo mismo que la evacuación de miles que se dio en Gaza. Hablamos de personas que sirven en el Ejército, que tienen armas… En caso de evacuarlos, Israel enfrentaría una situación peligrosa.
D.S.: Los palestinos saben que hay bloques de asentamientos cerca de la frontera de 1967 que Israel no va a evacuar. Y, creo, el 85% de esas personas viven en ellos y van a seguir viviendo bajo soberanía israelí. Ni usted ni yo sabemos qué va a pasar con los otros, tal vez algunos prefieran vivir bajo autoridad palestina como hay árabes que viven en Israel.
P.: Volviendo a Irán, la Argentina fue pionera en negociar. Ahora lo han hecho las grandes potencias, que lograron un acuerdo sobre el plan nuclear, le eliminaron las sanciones y comienzan a destinarle grandes inversiones. Ahora mismo, el presidente Hasán Rohaní está de gira por Europa y ayer se entrevistó con el papa Francisco (ver pág. 17). ¿Israel sigue sintiendo que la República Islámica es una “amenaza existencial”?
D.S.: El acuerdo nuclear perjudica la seguridad de Israel y tal vez su propia existencia. Irán no deja de amenazar con “borrar a Israel del mapa” y paralelamente desarrolla armas nucleares y no nucleares para luchar contra los “infieles”. Tengo la sensación de que las potencias tenían una voluntad tan fuerte de firmar un acuerdo que éste terminó teniendo bastantes agujeros. Ahora, sin sanciones, Irán sigue amenazando a Israel y apoyando, financiando y entrenando a organizaciones terroristas como Hamás e Hizbulá. También ayuda a los chiitas en Irak, al régimen de Siria y a los hutíes en Yemen. Tras este acuerdo de quince años de duración, Irán podrá prepararse para, al día siguiente, enriquecer el uranio necesario para tener armas atómicas. El Gobierno israelí y los expertos piensan que éste es un mal acuerdo y que no va a servir para prevenir que Irán tenga armas nucleares.

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